«Escribir, escribir, escribir…»
Enero y febrero siempre han sido meses de trabajo indoor. Es la mitad hormiga de mi profesión: cuando las actuaciones escasean y no puedo ejercer de cigarra, me encierro a escribir nuevo material. Así ha sido desde que empecé en el mundillo de la comedia, hace ya casi 17 años. Llega el invierno y toca recopilar todas las ideas que he ido apuntando en libretas, las melodías grabadas en audios del móvil, e incluso chistes que he ido probando en mis perfiles de Facebook y Twitter.
En estos tiempos de Covid-19, donde hay menos trabajo y más motivos para quedarse en casa, la producción de monólogos y canciones ha sido mayor. En realidad, la escritura es la mitad de mi profesión que más disfruto, aunque sin la otra mitad (que es donde entráis vosotros, el público) no tendría ningún sentido. Y no solo la disfruto cuando trabajo para mí, estos meses también he escrito para algunos compañeros.
Primero fue Diego Peña el que me propuso componer una canción para su nuevo espectáculo “Qué narices pinto aquí”, que se estrenó el pasado febrero en el Teatro Principal de Zaragoza. Diego volvió a la stand-up comedy, como en nuestros inicios en Monólogos por la beneficencia, pero con la maestría de varios lustros de experiencia, resultando su mejor guión hasta la fecha, una maravilla. Y el colofón fue la canción Adultescente, que escribimos a pachas, como venimos haciendo desde hace un tiempo. Si tenéis oportunidad de ver el re-estreno (que llegará más pronto que tarde), no os lo perdáis.
Después vino Mariano Bartolomé, que hace unos meses tuvo que bajar la persiana del Juan Sebastian Bar, el local de comedia de Zaragoza donde tantas veces hemos actuado todos. Mientras encontramos otro sitio donde arrancar la nueva etapa del “Juanse”, me propuse que Mariano retomase su faceta de monologuista. Teníamos dos cosas claras: había que actualizar su personaje y su hija Marta Bartolomé tenía que formar parte del show.
Mariano vino a la primera sesión de guión con un montón de ideas y las estuvimos trabajando durante enero y febrero hasta darle forma al show “Happy Hour”. Tras un buen puñado de ensayos a las órdenes de Diego Peña, vino el estreno los días 5 y 6 de marzo en el Centro Cívico Delicias, con dos llenazos.
Creo que hemos conseguido que Mariano haga su monólogo más personal. Sus historias canallas han dado paso a la cruda realidad: aquel humorista que vaciaba botellas de tequila en sus espectáculos, ahora ha cumplido 50 años y va a buscar en coche a sus hijas cuando están de juerga. Y como colofón la hija pequeña, con un humor somarda y una mala leche fuera de lo común, deconstruye a su padre y nos cuenta las intimidades del verdadero Mariano Bartolomé. Lo mismo que digo arriba: si repite, que lo hará, id a verle.
Bueno, vale… ¿y qué pasa con Juako Malavirgen? Pues que mientras todas esas cosas pasaban, no he parado de escribir canciones y monólogos para mi nuevo espectáculo. Alguna cosita suelta ya he ido probando en mis últimos bolos por Aragón y la cosa pinta muy bien. No quiero desvelar demasiado, pero sí diré que estaré acompañado por un piano y que el estreno será los días 1 y 2 de mayo en el Centro Cívico Delicias.
Y hasta aquí puedo leer, en unas semanas tendréis más noticias. Yo sigo escribiendo.
Cuidaos mucho y… ¡muchas risas!
Juako.-